Sabemos desde la ciencia e investigación los enormes beneficios que genera en las personas la práctica de actividad física y deporte, en el ámbito físico, mental y emocional. Sin embargo, existe una brecha aún pendiente de superar que dice relación con el traspaso de todo este conocimiento y evidencia a los procesos de implementación de programas con las personas y sociedad en general, para propender al desarrollo y logro de resultados medibles. Probablemente, una de las causas de este problema sea el asumir que dados los beneficios evidenciados científicamente, intervenciones genéricas que tengan como protagonista a la actividad física y el deporte, lograrán como consecuencia y de manera exitosa dichos resultados. Situaciones como esta se traducen, por ejemplo, en que los procesos de evaluación se limitan a variables de cobertura, asistencia, entre otras de este tipo.
Es con relación a lo anterior, donde están los principales desafíos del Deporte para el Desarrollo en los próximos años a nivel global. Muestra de ello, es lo que plantea The Commonwealth en su informe “Measuring the Contribution of Sport to the Sustainable Development Goals” del año 2018, destacando la necesidad de mejorar la capacidad de medición y evaluación de la contribución de políticas, inversiones y programas deportivos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo cual será clave para asegurar la contribución e impactos positivos a la agenda ODS. Mejorar en estos aspectos permitirá contar con más y mejor información, facilitando la gestión y toma de decisiones de gobiernos, organizaciones deportivas y empresas privadas en general, a la hora de planificar e implementar sus estrategias de sostenibilidad.
En esa misma línea, resulta interesante la mirada del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), en su trabajo “Sports for Development” del año 2017, en donde refuerza el problema existente de la falta de evidencia y consenso acerca de lo que funciona y lo que no, resaltando la importancia del correcto diseño de programas, levantar información y comenzar evaluando experiencias de un alcance controlado, para que una vez superado los déficits mencionados se pueda ir pensando en la expansión de estas acciones.